Astrid Stavro: «Me entristece ver que algunas diseñadoras no tienen ese ‘plus’ para abrirse camino en la maleza»

El nombre de Astrid Stavro está asociado al ‘buen diseño’ desarrollado en esta última década. Diseñadora de referencia, es miembro de la prestigiosa asociación Alliance Graphique Internationale (AGI) y ponente habitual en los certámenes de diseño más prestigiosos. Diseñadora, directora creativa y socia en Atlas, desde Mallorca trabaja para clientes de todo el mundo ofreciendo servicios de comunicación. Su trabajo se basa en las buenas ideas como herramienta para crear lenguajes visuales inteligentes, honestos y socialmente responsables. Ha investigado y escrito artículos sobre la relación de la mujer en diseño. Hoy nos ofrece su visión sobre mujer y diseño, un tema «complejo».

Cuestión histórica. Los grandes referentes del diseño gráfico son en su gran mayoría (o casi todos) hombres. Esto es así por motivos históricos (sociológicos, políticos, etc.) y afecta a todas las disciplinas más allá del diseño gráfico. Incluso algunas brillantes mujeres diseñadoras, como Jacqueline Casey, Muriel Cooper o Beatrice Warde, han pasado relativamente desapercibidas en ‘el canon del diseño’. Beatrice Warde, autora del famoso e influyente ensayo La copa de cristal, por poner un ejemplo, firmó Los tipos de Claude Garamond, un artículo de cuarenta y ocho páginas publicado en la revista The Fleuron, bajo el pseudónimo de Paul Beaujon —en 1927 las opiniones de una mujer en Inglaterra estaban mal vistas–. Warde describía a su ‘nom de plume’, Paul Beaujon, como un «hombre de barba gris, con cuatro nietos e interesado en los muebles antiguos». El artículo causó tal impacto que Monotype solicitó una entrevista a Paul Beaujon para ofrecerle el cargo de director de Monotype Recorder. La gran sorpresa llegó cuando en en las oficinas de Monotype se presenta una mujer en vez de un hombre.

Y en la actualidad… Casi cien años más tarde, Paula Scher siempre describe cómo, cuando un nuevo cliente llega a Pentagram New York, se muestran sorprendidos cuando ‘les toca’ una mujer. Mario Eskenazi me dijo hace un tiempo que me sacaba dos ventajas: La primera es que era hombre. La segunda es que tenía canas.

La herencia política-cultural marca. El contexto histórico-sociológico-cultural-político de cada país es fundamental. En España tuvimos a Franco. Eso marca. Las circunstancias políticas han hecho que este país creciese de forma más mucho lenta que en otros países. Y eso se sigue notando y se seguirá notando. ¡Hay mucho que remar!

Definitivamente, la situación fuera de España no se vive igual. En el resto de Europa –a excepción de los países del sur: España, Italia, Grecia —posiblemente los más machistas a día de hoy– la igualdad de género está mucho más desarrollada. Aunque también allí se hacen este tipo de preguntas.

Talento y ambición, dos atributos que no siempre van unidos. Curiosamente, las mujeres que sí son grandes referentes: Pati Núñez en España, Paula Scher en USA, Irma Boom en Holanda, etc. son mujeres con atributos que históricamente se han vinculado más a los hombres: ambición, confianza, coraje, tenacidad, etc. Tener talento es sólo una de las cualidades que hacen falta para ser un ‘gran referente’. Esto es, precisamente, lo que creo que asusta a muchas mujeres diseñadoras. Personalmente, me entristece mucho ver que algunas de las diseñadoras que han trabajo conmigo, algunas brillantes y con muchísimo talento, no tienen ese ‘plus’ que hace falta para lanzarse a abrirse camino por la maleza. No para convertirse en estrellas del rock’n’roll –otro problema en el mundo del diseño gráfico, pero eso es otro largo debate–, sino sencillamente para convertirse en grandes profesionales.

El diseño gráfico no es una profesión, es un estilo de vida. Como dice Paul Sahre,«el diseño gráfico es una religión». Y como en cualquier religión, los hay más y menos devotos. Sin devoción y dedicación absoluta es difícil ser realmente bueno en lo que se hace. Esto vale para cualquier profesión. A mí me resulta raro no tener la ambición de querer ser bueno en lo que se hace –sea lo que sea–. Por ser bueno me refiero al aspecto artesanal, de compromiso, dedicación y responsabilidad hacia el trabajo propio. Para mí es equivalente al respeto hacia uno mismo. El legado que me gustaría dejarle a mi hijo no es «mamá era una famosa diseñadora» si no «mamá era una gran profesional que trabajó a lo largo de su vida creyendo firmemente y apasionadamente en lo que hacía». Hay que creer, tener pasión, responsabilidad, principios y valores… y transmitir esos valores a nuestros hijos mediante el ejemplo. ¡Esto vale tanto para los papis como para las mamis!

La formación en diseño y el desarrollo profesional. En general hay más mujeres que hombres estudiando diseño en escuelas y universidades. Curiosamente, la mayoría de los diseñadores gráficos que acaban montando sus propios estudios son hombres. ¿Qué pasa con las mujeres? Muchas de ellas acaban trabajando para otros estudios y agencias. Son pocas, poquísimas las que fundan sus propios estudios. Enhorabuena a todas las mujeres que sí lo han hecho: Pati Núñez, Rosa Lázaro, Pilar Górriz, Sonsoles Llorens, Ena Cardenal de la Nuez, Laura Messeguer, Verònica Fuerte, etc.

La presencia en eventos y premios internacionales. He sido jurado en los D&AD dos veces (una de ellas como Foreman/Jefe de Jurado) y en ambos casos había un 50% de hombres y mujeres. Era en la categoría de diseño de libros, uno de los géneros de diseño (el mundo de la cultura en general) donde hay más predominancia de mujeres. D&AD y otras grandes instituciones como AGI (Alliance Graphique Internationale) son muy conscientes del problema y lo intentan mejorar cada día.

Visibilidad o no visibilidad… Esto depende de cada diseñador, independientemente de si son hombres o mujeres. A día de hoy la visibilidad es cuestión de ganas y de voluntad. Internet y las redes sociales, entre otros muchos factores, han ayudado a ‘democratizar’ un poco las cosas en este sentido. Se puede hacer mucho ruido dándole a una tecla.

Cuestión de mérito vs. cuota. En AGI OPEN Londres hace un par de años tuvieron muy en cuenta el rollo de la famosa ‘cuota’ –este sí que es un temazo–. Las mujeres entramos como ‘cuota’ por lo visto y no por mérito propio. En fin, hay una ENORME lista de asuntos pendientes al respecto y muy difícil escribir sobre ello sin caer en la mórbida trampa de: ¿ayudo o des-ayudo? ¿Hago de altavoz o simplemente añado leña al fuego?

¿Hay que pelear más y demostrar la valía? Sí. Sobre todo ¡cuando se me olvida la barba blanca! ;)

El futuro… Creo que las cosas mejorarán, sin duda. Ya están mejorando y han mejorado mucho. ¡Hace relativamente poco las mujeres no podíamos ni votar! Aunque como he dicho antes, queda mucho camino por recorrer. En el momento en el que no me hagan esta pregunta estará el problema resuelto.

Página de Dsign by Atlas

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